Por Vanir Zanatta, presidente de la Organización de Cooperativas del Estado de Santa Catarina (OCESC)
Las cooperativas desempeñan un papel crucial en la construcción de la estabilidad económica de Brasil, al fortalecer las economías locales y promover la cooperación, la solidaridad y la gestión democrática. En tiempos de crisis, el cooperativismo se destaca como un modelo resiliente y eficaz, que impulsa el crecimiento sustentable y la inclusión social. Estas organizaciones, que unen a productores, trabajadores y consumidores en una estructura de autogestión, garantizan la continuidad de los negocios, reinvirtiendo los beneficios en la comunidad y beneficiando tanto a los cooperados como a la sociedad.
En el sector agropecuario, las cooperativas desempeñan un papel destacado en la producción y exportación de alimentos de Brasil. Ofrecen a los pequeños y medianos productores acceso a mercados internacionales, tecnologías avanzadas y mejores condiciones de financiamiento, lo que contribuye a la estabilidad económica del sector agrícola, incluso en situaciones económicas mundiales difíciles. Esta actividad colaborativa permite a las cooperativas mantengan el crecimiento de la producción, fortaleciendo el agronegocio brasileño. Un ejemplo en la avicultura es Aurora.
Durante las crisis económicas, como la pandemia de covid-19, las cooperativas demostraron una capacidad de adaptación superior a muchas empresas privadas. Aunque muchas de ellas enfrentaron dificultades para mantener sus operaciones, varias cooperativas no solo pudieron continuar, sino también ampliar sus actividades. Esto se debe a su naturaleza colaborativa, donde los miembros participan activamente en las decisiones, siempre enfocados en el bien colectivo.
En el caso de las cooperativas de crédito, durante la pandemia ofrecieron condiciones de financiación más flexibles, lo que alivió el impacto sobre las economías locales. Esta agilidad, a menudo ausente en las instituciones financieras tradicionales, permitió a las comunidades atendidas por las cooperativas que mantuvieran sus actividades económicas, preservando la estabilidad regional.
Otro impacto significativo de las cooperativas está en la generación de empleos y en la estricta recolección de todos los tributos, es decir, en la cero ocultación. A diferencia de muchas empresas que recortan puestos de trabajo en períodos de crisis, las cooperativas priorizan el mantenimiento de empleos (el 100% de sus empleados están registrados y reciben todos los derechos laborales), ya que sus miembros y empleados son una parte fundamental del éxito de la organización. Por ejemplo, en estados como Santa Catarina, el cooperativismo representa más del 64% de los empleos generados en el sector agropecuario, lo que demuestra su importancia en la generación de ingresos y trabajo.
Además, las cooperativas promueven la inclusión social integrando a personas de diversos orígenes, ofreciendo oportunidades económicas y de desarrollo personal. Contribuyen a reducir las desigualdades regionales, especialmente en las zonas rurales y periféricas, mediante el acceso a los mercados, el financiamiento y la capacitación.
Para que las cooperativas sigan desempeñando su papel esencial, es necesario que el Estado brasileño cree un entorno de negocios más favorable. Entre las medidas que se pueden adoptar se encuentran el control de la inflación, la simplificación fiscal, la desburocratización, el equilibrio fiscal y las inversiones en infraestructura y educación. Estas medidas son fundamentales para asegurar que el cooperativismo siga contribuyendo al desarrollo económico y social del país.
Con su capacidad para generar empleos, promover la inclusión social y enfrentar crisis de manera resiliente, las cooperativas son actores clave para el desarrollo de las economías locales y nacionales. Para que este modelo continúe floreciendo, es imprescindible que el Estado promueva políticas que garanticen un entorno empresarial estable y favorable, consolidando el crecimiento económico de Brasil.