“Hay que ser muy cuidadosos con la vacunación. Las vacunas funcionan, pero no son una herramienta que reemplace nada. Las vacunas se deben usar con responsabilidad junto con la bioseguridad y un programa que lleve a la erradicación del virus de una cierta población”. Así lo expresó el Dr. Daniel Pérez en una entrevista realizada por Cátedra Avícola Latam sobre el virus de la influenza aviar.
La vacunación por sí sola no resuelve los problemas, pero ayuda a controlar parte de ellos. Igual que sucede con la influenza estacional en el ser humano, que a pesar de vacunarse, la gente se enferma, el Dr. Pérez dice que con los pollos puede pasar lo mismo. “Uno puede vacunar a cada uno de los pollos en una caseta y no todos van a estar protegidos porque no todos están inmunitariamente preparados de la misma manera para responder bien a la vacuna”. Además, con el estrés que se presenta en la producción animal, cabe la posibilidad de que no haya la protección esperada. Y fue muy claro el Dr. Pérez al decir que hay que tener esto siempre en mente al implementar programas de vacunación contra influenza y cualquier otra enfermedad aviar.
La vacunación contra la influenza aviar sigue siendo un problema para los diferentes países y sus respectivas industrias avícolas. Los productores de pollo no quieren vacunar, pues sus aves viven poco, pero los de huevo, sí quieren hacerlo, pues sus aves viven más y se ven más afectadas. El comercio internacional es el principal impedimento. De ahí que haya presión para cambiar las reglas, incluso el nombre mismo de la enfermedad.
Hay un país en particular, que desde hace más de 30 años empezó a aplicar la vacuna contra la influenza aviar y ha desarrollado –para bien o para mal– mucha experiencia al respecto: México.
La experiencia de México
El Dr. Daniel Pérez recalca que vacunar “es un arma de doble filo, pero si hay un país que tiene una historia de poder controlar los brotes de influenza aviar con vacunación, ha sido México”.
México ha manejado la situación de la influenza aviar muy bien con la vacunación desde 1994, de ahí que haya muchos otros que volteen a verlo. Sin embargo, explica que hay una connotación diferente en esto, que tiene que ver con el virus en sí.
El virus de 1994-95 mutó de baja a alta patogenicidad. Fue el momento en que México toma la decisión de controlar mediante la vacunación, sobre todo para no afectar tanto la producción de huevo, pues recordemos que es el consumidor número de esta proteína animal en el mundo.
No obstante, señala que México, en cierta manera tuvo suerte, en el sentido de que pudo controlar ese virus de alta patogenicidad y durante un tiempo circularon ambos, el de baja y el de alta patogenicidad. “La naturaleza tiene estas sorpresas, que son difíciles de predecir”.
El virus de baja patogenicidad sigue circulando, se controla con vacunación y por alguna razón, señala el profesor de la Universidad de Georgia, no es propenso a transformarse en virus de alta patogenicidad. De esta manera, se puede controlar bastante bien a través de la vacunación.
Sin embargo, en 2012 apareció otro virus de alta patogenicidad, el H7, el cual es más problemático porque sigue como de alta patogenicidad y las vacunas que se producen no son tan efectivas. “No es un problema de la vacuna en sí, sino del antígeno. La hemaglutinina del H7 no es muy inmunogénica”. Así es como podemos ver que si bien las vacunas ayudan, son bastante imperfectas.
Hasta ahora todo ha ido relativamente bien, el país monitorea la presencia del virus y se sigue usando la vacunación. Pero, si en algún momento el virus del H7, se transformara en más virulento, el Dr. Pérez dice no estar tan seguro de que se pudiera controlar tan efectivamente con vacunación. Hasta ahora, cruzamos los dedos.
Experiencia y capacidad de producción de vacunas
En efecto, México es uno de los países que mejor experiencia tiene, pero además cuenta con una “industria de producción de vacunas mucho mejor preparada que muchos otros países”. Ya han sido muchos años de producción.
El Dr. Daniel Pérez dice que México podría usar toda esa capacidad instalada que tiene para producir vacunas aviares y tener una política de preparación contra pandemias que le permita a esa industria tener los recursos o estar preparada para que si mañana existiera un virus de influenza de origen aviar que se transmita al humano, estar preparada para hacer una vacuna para proteger a la población humana prácticamente al mismo tiempo que el virus aparece.
Insiste en que la capacidad instalada para la producción de vacuna en México no la hay en muchos otros lugares.