Encontrar una solución viable desde lo ambiental, económico y ético al descarte de pollitos recién nacidos de razas ponedoras, es desde hace más de una década un imperativo para el rubro avícola productor de huevos de mesa, sobre todo si se quiere seguir dejando sin argumentos a los grupos de interés veganos/animalistas que encontraban en esa práctica un frente jugoso para sus campañas efectistas e intentos de leyes restrictivas.
En ese sentido, vino hace poco desde Israel una noticia positiva: la firma biotecnológica Huminn asegura haber desarrollado un nuevo linaje de gallinas capaces de poner sólo huevos fértiles de futuras ponedoras, sin la procreación de ningún macho, que son inútiles para esta actividad pecuaria que produce anualmente 80 millones de toneladas de huevos de mesa en todo el mundo.
El nuevo linaje tiene por nombre Golda, que significa amarillo en hebreo, el color del plumaje de esta nueva raza avícola. Los huevos fertilizados puestos por las gallinas Golda, aparte de ser especiales genéticamente, son estimulados durante horas con una luz azul para que su ADN editado se active y detenga el desarrollo de cualquier embrión masculino.
Esta solución tecnológica se percibe a primera vista como menos invasiva y engorrosa respecto de otras alternativas que incluso ya son ofertadas de manera comercial en algunos países europeos. Dichas soluciones apuntan al estudio de cada huevo y de su contenido genético para determinar si de allí saldrá un pollito macho o hembra.
Aparte del método utilizado, las diferencias entre esas opciones también tenían que ver con la promesa de detección del sexo (sexaje in ovo) en días, haciendo que la competencia se midiera casi que en horas por quien pudiera entregar el diagnóstico más precoz y confiable. De ser cierto todo lo que promete, el nuevo enfoque israelí abre un horizonte muy interesante y deja en el aire varias preguntas para el futuro cercano:
¿Las casas de genética avícola se desentendieron del tema? ¿No creyeron que algo podían aportar? ¿Podrán llegar a un acuerdo con los israelíes para adoptar esa tecnología? ¿O están investigando con ese mismo enfoque, pero todavía no han llegado a desarrollar sus propuestas comerciales?
Esperemos a ver qué pasa; desde esta perspectiva, el cascarón apenas se está rompiendo y no propiamente desde dentro de las habituales cadenas productivas.