La biorremediación es una técnica que utiliza organismos vivos –ya sean microbios u hongos– para eliminar o neutralizar contaminantes del medio ambiente. Estos microorganismos utilizan los contaminantes como fuente de alimento y energía.
Las granjas avícolas son grandes productores de gallinaza o pollinaza. Se calcula que una gallina o un pollo produce aproximadamente 50 g de heces al día. Esto significa enormes volúmenes en las grandes explotaciones avícolas.
“Lo que hace específicamente el biorremediador es reducir la concentración de amoníaco, un gas nocivo para el sistema respiratorio”, nos dice José Ignacio Curiel, presidente de Megasupply, “disminuye la propagación de patógenos en el ambiente donde crecen y lo más interesante es que agrega valor a la gallinaza en un producto que es fertilizante, por el proceso de mineralización que generan los probióticos en los biorremediadores”.
Por qué biorremediar una granja avícola
“La producción de excremento del ave genera contaminación, no solo en el aire por el amoníaco, sino también porque es el cultivo perfecto para otras bacterias nocivas” señala Carlos Brillenbourg, gerente de Desarrollo de Negocios de Megasupply. El biorremediador actúa justamente sobre esos dos procesos.
El primero elimina el amoníaco y su concentración; en consecuencia, el ave respira mejor. En el segundo, el proceso de digestión de los biorremediadores convierte el material orgánico en minerales y otros elementos positivos para el ambiente. De esta forma, se elimina la posibilidad de que crezcan otras bacterias por el crecimiento de las bacterias de los probióticos que conforman los biorremediadores.
Esto también impacta el desarrollo de microorganismos causantes de enfermedades avícolas, pues disminuye la posibilidad de que esto ocurra.
¿De qué están hechos los biorremediadores?
Los biorremediadores son formulaciones complejas que contienen una combinación de ingredientes. Incluyen una alta concentración de microorganismos biorremediadores viables, pero además enzimas puras que ayudan a iniciar la descomposición de la materia orgánica y facilitan la adherencia de las bacterias biorremediadoras en los sustratos. También contienen algunos estimulantes del crecimiento bacteriano que ayudan inicialmente al proceso de crecimiento y multiplicación de las bacterias benéficas.
En general, la gran mayoría de las cepas en los productos biorremediadores son del género Bacillus, que cuenta con miles de cepas y especies; cada una de ellas brinda un efecto diferente.
“El género Bacillus tiene unas ventajas importantísimas, primero porque forman esporas que son muy resistentes a la temperatura y desecación, y se mantienen viables por largo tiempo, incluso en almacenamiento”, comenta Curiel. En segundo lugar, segregan una cantidad importantísima de enzimas, que son las que hacen el trabajo de la biorremediación.
“El producto viene en polvo o en pastillas y se aplica de diferentes formas”, añade Brillenbourg. Se utiliza seco en la cama o en el espacio donde está la gallinaza, de manera directa y rápida. “La otra manera es que previo a usarlo, se mezcle con agua, lo que promueve el incremento de las colonias y como consecuencia prende más”. El agua con el probiótico biorremediador, se aplica en el espacio donde se va a utilizar.
La otra manera de usarlos es en sustratos, como paja, aserrín o compost. “El proceso que nos interesa es que las bacterias positivas, junto con los otros elementos que vienen en los biorremediadores, comiencen a actuar en el sustrato que se genera en las granjas”.
Mecanismos de acción
Tres son los mecanismos por los cuales actúan los biorremediadores:
- Control de gases tóxicos, como amoníaco o metano, lo cual se realiza por la mineralización de la materia orgánica;
- Competencia por exclusión, que es la lucha o control de los patógenos, pues su rápido crecimiento hace que ocupen los espacios de adherencia en los sustratos velozmente, evitando que las bacterias patógenas crezcan; y
- Acción bactericida, pues hay cepas que generan bacteriocinas que inhiben el crecimiento de otras cepas, generalmente patógenas.
Pero además, José Ignacio Curiel habla de que hay un efecto que puede ser interesante para la avicultura, que es el control de micotoxinas y biotoxinas. “Muchas de estas bacterias tienen mecanismos que controlan micotoxinas y biotoxinas, ya sea por degradación enzimática, biotransformación o absorción y unión”. Megasupply cuenta con ejemplos bien documentados de aflatoxina, ocratoxina, zearalenona y biotoxinas, las toxinas generadas por E. coli o salmonela.
El producto y el proceso de aplicación son inocuos para animales y seres humanos, al menos en el caso de los producidos en Estados Unidos pues cuentan con el visto bueno de la FDA y el USDA.
Impacto en productividad y rentabilidad
En cuanto se mejora el ambiente, lo primero que va a haber es una mejor salud de las aves, lo que redunda en la disminución de la morbilidad y mortalidad, de la conversión alimenticia de entre 5 y 10%, además de una mejor salud intestinal. “Con eso logras que el ave incremente el peso de una manera más natural con la misma cantidad de alimento y como consecuencia llegue el peso que desea el productor”, enfatiza el gerente de Desarrollo de Negocios.
Sin embargo, otro aspecto muy importante y poco visto, es que al utilizar un biorremediador, conviertes un desecho en un producto de valor, es decir, en un fertilizante.
“Muchos grandes productores tienen integraciones horizontales y verticales, como es el caso de campos para producir maíz”, dice Brillenbourg. “Entonces, si puedes utilizar esa gallinaza convertida en fertilizante, vas a poder reducir costos en la siembra y a eliminar el costo correspondiente a incorporar fertilizantes químicos”.
Con el uso del biorremediador, hay una reducción más o menos del 50% (un rango del 40 al 70%), lo cual impacta de forma positiva al productor, principalmente con el transporte y eliminación, así como con el problema sanitario, por ejemplo, en casos de enfermedades como la influenza aviar.
El producto resultante tiene un contenido de minerales NPK que aumenta entre 100 y 300% por el volumen, además de que queda sin olor y con una carga de patógenos extremadamente baja.