A principios de este año, una estridente denuncia animalista ocasionada por un préstamo de US$50 millones otorgado por el Banco Mundial a Pronaca, la principal productora cárnica de Ecuador, podría considerarse el antecedente más visible de una estrategia que a la vuelta de unos años o meses podría poner al sector financiero en contra de la agroindustria eficiente en nuestra América Hispana.
Ojo. Ya nos pasó con nuestros antiguos “amigos” de los comercios detallistas y grandes superficies, que viéndose rebasados por la exposición mediática y ante la lamentable falta de un respaldo más visible y decidido de las gremiales avícolas, vienen cediendo temerosos a la cantaleta de dichos grupos de interés.
Los bancos de todo tipo (inclusive la banca multilateral respaldada por gobiernos, los más susceptibles de ser permeados por esta nueva tiranía progresista) podrían caer en breve en lo mismo, negándose a entregarnos recursos de inversión si como agroindustria no nos amoldamos a las costosas y ambientalmente irresponsables exigencias de los animalistas.
En mayo, pese a la mencionada histeria, el Banco Mundial entregó el préstamo de marras y Pronaca invertirá esos dólares en mejorar sus procesos productivos en todas sus líneas de negocios, tanto avícolas, porcícolas y de concentrados, como nos lo comentó en octubre Xavier Noboa, su Director de Mercadeo, durante el Congreso Avícola del Perú.
Quizás escaldados por esa primera batalla perdida, en la ONG animalista que más alto se pronunció contra tal operación financiera -y de la cual no doy su nombre para no caer en maniqueas solicitudes de réplica por mención-, se dieron a la tarea de “rankear” bancos según “sus políticas para prevenir inversiones en crueldad animal”.
En América del Sur evaluaron bancos públicos, privados y multinacionales con presencia en Colombia, Chile, Argentina y Brasil (¡oh, sorpresa!, las mayores economías y aviculturas del continente). La calificación fue, de acuerdo a sus criterios, desastrosa (los mejores obtuvieron menos de tres puntos, de 42 posibles).
¿Qué piensan ustedes que harán estos bancos para subir el próximo año en ese arbitrario escalafón? ¿También los vamos a dejar a merced del relato animalista? ¿En serio? ¿Qué pasará cuando empiecen a recibir exigencias en ese sentido de clientes naturales y corporativos?
Estamos avisados. Hace rato que esta batalla cultural avanza desde un solo bando y no es el nuestro. “Con retiradas no se ganan las guerras”, dijo Churchill después de Dunkerque.