A falta de otros reportes, desde México y Brasil, pasando por Argentina, Ecuador, Colombia y Chile, las agremiaciones avícolas están reaccionando a un nuevo frente de labores que las estaría desviando de otras tareas más relevantes como la eficiencia productiva, la posibilidad exportadora, la sostenibilidad integral o la seguridad alimentaria.
Estoy hablando de la consecuencia de dos peligrosos cócteles: uno sería el de los animalistas con amigos periodistas y políticos, cuando no, de activistas animalistas y ambientalistas metidos a políticos; todos con poder de decidir, de imponer.
De allí salen proyectos de acuerdos, ordenanzas o leyes regionales, estatales o nacionales que sin ningún empacho apuntan a las líneas de flotación de la agroindustria, alegando lacrimógenos y poco realistas criterios de bienestar animal.
Ya quieren sexaje in ovo, ya quieren eliminar el desplume inducido, ya quieren ponedoras libres, ya quieren rotulación del huevo por tipo de producción. ¡Y ya es ya! Además, quieren que todo eso lo subvencione papá Estado, multando y castigando la avicultura comercial para “promover” con esos recursos los llamados sistemas alternativos.
Quieren que, pese a las ineficiencias, sobrecostos y riesgos sanitarios, siga habiendo pollo y huevo para todos, eso sí, con inocuidad y a los mismos precios o más baratos, ojalá. Y si se encarecen, pues ¿para qué son tan salvajes de comer huevo y pollo? Soy testigo de los esfuerzos de líderes de Fenavi Colombia, Conave (Ecuador), Chilehuevos, Capia (Argentina) tratando de resistir esta marea.
Chilehuevos, con la elección en agosto de su actual junta directiva, creó el comité Proyecto de Ley ‘Chile Libre de Jaulas’, que entre otras tareas deberá responder a un texto que propone la siguiente categoría de producción: “Gallina feliz: estos animales son criados al aire libre, con amor y pueden tener una vida natural”.
Mientras en el parlamento chileno se la verán crudas para definir, estandarizar y rotular el amor, la vida natural y la felicidad avícola, en Quito se lucha desde enero para evitar que entre en vigencia una ordenanza que contraría normas superiores y busca acabar las ponedoras en jaula en ese distrito. 140 granjas avícolas se tendrían que mudar inmediatamente, si la sensatez no revierte al fanatismo.
La política electoral no puede seguir siendo ajena al gremio, al menos no en instancias de decisión legislativa. Importa el presidente o el gobernador, pero también y mucho quiénes son los diputados o congresistas. Si no son amigos o por lo menos conocedores de nuestro esfuerzo, ya sabemos cómo puede terminar la cosa.