La formulación de alimentos balanceados cada vez va más allá del costo de los ingredientes, su valor nutritivo y disponibilidad de nutrientes. Hoy en día se estudian aspectos como la velocidad con que se absorben las proteínas en el tracto gastrointestinal de los pollos, para que ganen más peso en el preinicio, y su efecto sea duradero hasta el peso al mercado.
Cuando echamos un vistazo a la cinética, lo que vemos es la digestión y absorción de los nutrientes, así como su entrada al torrente sanguíneo. Pero no solo eso, sino también la velocidad con la que entran a la sangre –como es el caso de los aminoácidos, por ejemplo– y de qué parte provienen. Según nos explica la Dra. Megan Bible, nutricionista de Hamlet Protein, “tanto nuestras investigaciones como de otros investigadores han demostrado que la mayoría de los aminoácidos se absorben en el yeyuno proximal”.
La Dra. Bible nos muestra la diferencia al formular con base en coeficientes de digestibilidad ileal estandarizada (SID, por sus siglas en inglés), que es en el íleon. Por ejemplo, ingredientes como la harina de sangre o la harina de soya alta en proteína, ambas presentan una digestibilidad SID del 76%. Pero si echamos un vistazo a la cinética de estas proteínas, esta digestibilidad al principio del tracto gastrointestinal, en el yeyuno proximal, es de 12% y 6%, respectivamente. “La harina de soya no entra al torrente sanguíneo ni se usa con tanta rapidez como la harina de sangre”, comenta.
Lo mismo pasa con los aminoácidos cristalinos, que se utilizan más rápidamente que los provenientes de proteínas.
“Lo que hacemos es sincronizar nuestros aminoácidos para que entren juntos y el animal los pueda usar mejor”. De esta manera, aunque haya un consumo de alimento similar habrá más proteína depositada en el músculo o para otras cosas que el animal requiera. Por consiguiente, se obtiene una mejora en el uso del nitrógeno, lo que significa que se excreta menos de este elemento. Asi, esto no solo es bueno para el animal, sino para el medio ambiente.
Proteínas rápidas y proteínas lentas
Explica la Dra. Bible que hay un método conocido como “titulación del pH estático”, en el que en un tubo se coloca la proteína o la dieta completa que queremos medir. Se le añaden enzimas proteasas del tipo de las intestinales, como la tripsina o la quimotripsina, de tal forma que cuando trabajan sobre la proteína o alimento a evaluar empieza a liberarse hidrógeno, debido al rompimiento de las ligaduras de los aminoácidos. Al bajar el pH –al hacerse más ácido– una sonda empieza a liberar hidróxido de sodio. Mide cuánto libera y cuán rápido sucede eso, para brindar un valor K. A partir de este, puede determinarse si una proteína es rápida o lenta en un cierto tiempo.
La Dra. Bible aclara que hay varios métodos diferentes para determinar esto, pero siempre debe uno usar el mismo.
De esta manera, la harina de soya procesada enzimáticamente de Hamlet se considera una proteína rápida al igual que la de plasma sanguíneo deshidratado por aspersión. Por otro lado, el concentrado de proteína de soya se considera una proteína lenta, porque se utiliza alcohol durante su proceso de obtención, lo cual elimina agua. En la digestión, las enzimas no actúan de la misma forma por la falta de agua.
Uso en aves
El uso de estas proteínas rápidas en pollos –en comparación con las lentas– tiene efectos que impactan hasta al final del ciclo productivo. Este impacto se hace notar más en las dietas de iniciación, durante los primeros diez días de vida del pollito, no en las de engorde o finalización. Esto se debe que, a medida que el pollo crece, el tracto gastrointestinal se desarrolla y además, hacia el cuarto día de vida, el pollito va acabándose la yema residual. Por lo tanto, la actividad de la tripsina no empieza sino hasta después de ese día. Igualmente, las células satélite que desarrollan músculo cesan hacia el día ocho.
De esta forma, le damos al ave la mayor cantidad de proteína que necesita en esos primeros diez días en la fase de iniciación. Preparamos al pollo para asegurarnos de que tengan todo lo que necesitan de las proteínas que se les alimenta.
Los estudios han mostrado que a los diez días las aves pesan 30 g más con dietas isocalóricas e isonitrogenadas y con el mismo nivel de aminoácidos. “Pero luego al día 42, notamos un efecto remanente, pues las aves han mostrado ser 109 g más pesadas que las que no recibieron estas proteínas. Eso no se ve al inicio, sino justo al final del período de producción, porque se le da la oportunidad de crecer y desarrollarse al ave”.
En los estudios han obtenido un punto de mejora en la conversión alimenticia, “a pesar de que las aves son 109 gramos más pesadas”. En el estudio in vitro se mostró que la dieta era 30% más alta en el valor K, es decir, en la cinética de la proteína, que la dieta de concentrado de proteína de soya. “Hemos visto que los estudios in vitro con el tubo se correlacionan con lo que vemos en el animal”.
Finalmente, hay que recalcar que además se ayuda al tracto gastrointestinal a ser más sano y estas proteínas rápidas presentan la ventaja de que pueden peletizarse.