Este martes 5 de septiembre tendrá lugar la velada de celebración de los 40 años de la gremial Federación Nacional de Avicultores de Colombia (Fenavi), en el marco del Simposio Internacional de Sostenibilidad Avícola (SISAV), cuya sede será el Hotel Sheraton de Bogotá, la capital colombiana.
Con motivo de estas efemérides, vale la pena recordar los principales hitos que explican el progreso de la avicultura comercial colombiana durante las últimas cuatro décadas. Por ejemplo -y según la Dirección Económica de Fenavi-, en 1994 se creó el Fondo Nacional Avícola (Fonav, administrado por la gremial Fenavi). En ese entonces, el consumo per cápita de huevo en Colombia era de 143 unidades, y el de pollo, de 10.9 kilogramos por habitante año.
Para este año 2023, según proyecciones de la misma federación, se estará llegando a 323 unidades y 37.2 kilogramos habitante año, respectivamente. Es decir, que durante estos últimos 29 años (desde que se cuenta con los recursos para promoción del Fonav), el consumo del huevo se incrementó a una tasa equivalente año de 2.8 %, y la de pollo en 4.3 %, de lejos, por fuera del crecimiento poblacional (1.2 % anuales).
En 1995, se desarrolló el Sistema Andino de Franjas de Precios (SAFP), para los granos (maíz amarillo y fríjol soya y cuartos traseros de pollo). Este mecanismo permitió el acceso a la importación de granos, razón por la cual se podría indicar que la avicultura industrial habría nacido ese año. En el 2003, se da una reforma tributaria en la cual los productos avícolas (genética, pollo y huevo) pasaban de la condición de excluidos a la de exentos.
Con lo ya mencionado, se pasó de un escenario en el cual el impuesto IVA en los insumos hacía parte del costo de producción, a otro en el que no se consideraba como parte del costo, justamente, porque los productores podían solicitar el IVA en devolución. En 2005, se negoció el Acuerdo CAN (Comunidad Andina de Naciones)-Mercosur, manteniendo, de un lado, la protección a las importaciones de pollo de Brasil y, de otro, otorgando preferencias arancelarias para la importación de granos.
Dentro de los últimos grandes hitos que han contribuido a la competitividad de la avicultura comercial colombiana, en el año 2012 se aprobó el Tratado de Libre Comercio (TLC), desmontando todos los instrumentos de protección en frontera para los granos y los productos avícolas. En el 2016, se estableció un IVA diferenciado para los insumos avícolas y algunos bienes de capital (incubadoras, criadoras, aparatos y partes para la avicultura, pasando de 16 % a 5 %.
Todo lo anterior en beneficio de alto impacto para la avicultura (que se mantiene vigente) y desde luego, para los consumidores. De esta forma, la pujanza de los empresarios del sector, el desarrollo tecnológico y, desde luego, una mejora progresiva y sustancial de la competitividad, consumos con menores gramos de alimento por unidad de huevo, y menos alimento por kilogramo de pollo, hacen parte de los factores estructurales que contribuyeron a construcción de la avicultura colombiana que hoy se conoce y respeta.