Con la cercanía del verano boreal, se espera que termine la pintoresca visita de aves silvestres norteñas al Caribe y el norte de Suramérica, minimizando así la amenaza del virus H5N1 en la avicultura de buena parte de la América hispana. En dichas zonas, prácticamente no se reportan nuevos brotes de influenza aviar desde febrero.
Ya volverán esos queridos plumíferos en septiembre y diciembre, huyendo del invierno septentrional. Sin sugerir nunca bajar la guardia en bioseguridad, será tiempo entonces de atender otros potenciales frentes de preocupación para la agroindustria, que también podrían venir de los cielos y desde el mar.
A principios de este mes, la Organización Meteorológica Mundial (parte del sistema de Naciones Unidas) pronosticó que hay 80% de probabilidades para que se presente un fuerte periodo de altas temperaturas y sequías, entre julio y septiembre; en otras palabras, un nuevo episodio de El Niño o ENOS (por las siglas de El Niño / Oscilación Sur).
El Caribe, Centroamérica y el norte de Sudamérica podrían ser las regiones más afectadas en el continente. Por eso, es importante incentivar en los productores la aplicación de medidas de contención, en caso de que no se hayan preparado ya ante una posible afectación por cualquier condición climática extrema. Tenga en cuenta:
Siempre preferirán sombra y ventilación
Por estar cubiertos de plumas, pollos y gallinas eliminan su calor corporal por sus superficies descubiertas, como crestas y barbillas, o a través del jadeo (aspirar aire fresco y exhalar aire caliente). Tampoco tienen glándulas sudoríparas, lo cual les hace muy vulnerables al exceso de calor. Sin comodidad térmica, consumen más agua (si ésta no está caliente) o se dedican a jadear y no se alimentan normalmente, lo que dificulta una conversión eficiente de grano en carne o huevo.
Agua limpia y fresca a toda hora
En la avicultura tecnificada, la calidad del agua es primordial, pues se le considera un nutriente esencial que ayuda a regular la temperatura corporal de las aves, facilita la digestión de los alimentos y garantiza la salud general del animal por ser parte de todos sus tejidos e indispensable en cada una de sus funciones fisiológicas. Agua limpia significa que esté libre de sedimentos o contaminantes de cualquier tipo. Agua fresca se refiere a su temperatura, que debe ser algo menor a la del medio ambiente, para que el ave la tome con gusto.
Comederos y bebederos limpios
En consonancia con lo anterior, la limpieza de los bebederos y comederos debe ser constante para que alimentos y agua no se contaminen por cualquier motivo ni se calienten, pues ambas condiciones limitan su consumo. Por ser más demandados estos recursos en tiempos de calor, se debe garantizar en todo momento un acceso a los mismos cómodo y seguro.
Vigile el suministro vitamínico
La exposición potencial a estrés calórico puede variar el equilibrio homeostático, al alterar funciones fisiológicas en ponedoras y pollos de engorde. Por esto se recomienda un refuerzo constante de grupos vitamínicos como el B, que se comercializan para ser agregados al alimento o diluidos en el agua de beber. Observe que tenga al día su fecha de vencimiento en el empaque, el buen estado del mismo y el registro sanitario correspondiente a su país.
Recomendaciones facilitadas por personal técnico del servicio aviar del Instituto Colombiano Agropecuario (ICA).