Hace unos pocos años, como periodista, me quise acreditar para cubrir uno de los eventos académicos y comerciales organizados por la Asociación Brasileña de Proteína Animal (ABPA). Con sorpresa, me respondieron que no me lo permitirían porque, literalmente, “Colombia no es mercado para nosotros”.
Qué le vamos a ver, estaban en su derecho; no me quedó más remedio que ver cómo colegas del mismo medio en que trabajaba en ese entonces, de otros países hermanos que sí importan carnes brasileñas, fueron invitados a esa importante cita continental, a quienes deseé mucha suerte.
Esa respuesta de ABPA me quedó resonando, ya que Brasil es un referente para la avicultura de mi país, así no importemos pollo ni huevo de esa nación vecina. No hay certamen avícola de mediana importancia en que no haya un experto brasileño. Los profesionales colombianos, veterinarios y zootecnistas especialistas en aves de corral, se cualifican cada vez más en universidades de Brasil.
En algunas ediciones del Congreso Nacional Avícola he visto delegaciones brasileñas, con sus espacios en la muestra comercial. Es más, en la última edición celebrada el año pasado en Medellín, hasta el mismísimo presidente de la ABPA estuvo presente. En 2022, el maíz amarillo duro brasileño fue el segundo aportante para la actividad pecuaria colombiana con 2.44 millones de toneladas, dentro de un contingente global de 6.1 millones de toneladas, en el que prevaleció el cereal estadounidense con 2.76 millones de toneladas.
En soja, nada que hacer, US Soy nos abastece al 99%, gracias al TLC. Pero Brasil, a través de la ABPA, quiere más y eso está bien. Esta misma semana se cumplieron varias reuniones de esa gremial exportadora cárnica con empresarios colombianos para buscar “alianzas estratégicas orientadas a garantizar el abastecimiento y la seguridad alimentaria, complementando la producción local”.
Según el boletín compartido por la ABPA hace pocos días, los mejores contactos se hicieron con el sector porcicultor. De la avicultura, poco dice el referido informe, más teniendo en cuenta que los mismos días en que estuvo esa comitiva brasileña en el país (entre 16 y 18 de abril), principales directivos de la Federación Nacional de Avicultores (Fenavi) estuvieron en Barcelona (España), con motivo de la conferencia empresarial de la IEC (Comisión Internacional del Huevo).
Esperemos a ver qué puede pasar más adelante. Hay un ambiente de afinidad política proclive a profundizar relaciones entre Colombia y Brasil, lo cual ayuda, pero no es lo más decisivo: todos sabemos que los negocios duraderos no se hacen por decreto. En este momento, ni siquiera en genética Brasil es un proveedor significativo para la industria avícola colombiana, a diferencia de la de México, Perú, Paraguay y, últimamente, Venezuela.
Quién quita, a lo mejor la tendencia cambie con el tiempo y nos diversifiquemos en materia de proveedores y competidores. Por cercanía, debería ser un socio natural, como lo es desde hace tiempo en otros rubros como la confección y la moda. A lo mejor, en unos años, ahí sí me acreditan y me invitan a sus próximos eventos, pero eso sería lo de menos.