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20 marzo, 2023
Lun, 20 marzo, 2023

El eslabón “olvidado” entre huevo e influenza aviar

El alza en los precios de este alimento en los Estados Unidos vive su capítulo más bizarro en California, donde poco se menciona una razón poderosa para ese actual estado de cosas.

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Alexander Barajas
Alexander Barajas
Alexander Barajas Maldonado es Comunicador Social - Periodista de la Universidad Pontificia Bolivariana (UPB) de la ciudad de Medellín (Colombia). Cuenta con una experiencia periodística superior a los 25 años de vigencia en distintos medios impresos y digitales. También es un escritor de ficción galardonado en certámenes locales y nacionales colombianos. Se ha especializado en temas económicos, con énfasis en la producción avícola y nuevas tendencias de consumo, de lo cual escribe de manera ininterrumpida desde el año 2013. Ha sido consultor y conferencista de gremios, empresas y proveedoras avícolas, principalmente en su país de origen y Ecuador. Puede escribirle por correo electrónico: olsoal08@gmail.com.

Leyendo los reportes de la prensa hispana en Estados Unidos parece que los huevos de mesa se han encarecido por una suerte de plaga bíblica llegada literalmente del cielo y, ante la cual, los pobres consumidores poco o nada tienen que hacer; mucho menos, intentar un pertinente mea culpa.

El caso más patético es el de California, donde la docena de huevos subió en promedio de US$2.35 a US$7.37, de enero de 2022 a enero de 2023. Todos los reportes mencionan la inflación mundial, así como los brotes de influenza aviar que han barrido 60 millones de aves comerciales en el gigante norteamericano, incluyendo 43 millones de ponedoras.

Pero en ese listado de causas agregan otra que llama la atención por su malintencionada vaguedad: “la escasez”. ¿En serio? ¿Por qué sería? Habrá que recordar que el gobierno de California, azuzado por una ONG animalista vegana, promovió en noviembre de 2018 una consulta popular llamada Proposición 12.

Con el 56% de los votos, la tal proposición obligó a que en ese estado no se volvieran a producir huevos con gallinas enjauladas y se dio plazo hasta enero de 2022 para culminar la transición obligada. California fue el primero de los diez estados de la unión norteamericana que hasta el momento tomaron decisiones similares; ninguno de ellos grandes productores avícolas.

Con sus granjas de ponedoras sin jaulas, California es también uno de los estados con más casos confirmados de influenza aviar en instalaciones agroindustriales. ¿Será que a eso se refieren con “escasez”? ¿Nadie ve ahí un factor, una causa coadyuvante? No sé si la prensa pasa por alto tal obviedad, o no reproduce lo que al respecto podría comentar el gremio avícola local.

Cuando citan dichos medios a los voceros avícolas, solamente lo hacen para mencionar inconvenientes de la carestía, como las reticencias de los minoristas, o sus quejas respecto al creciente contrabando desde México, o tal vez sus recatadas observaciones ante la riesgosa tendencia de criar ponedoras por cuenta propia en cada hogar.

En este momento no sé si es que de verdad los gremios avícolas californianos no mencionan públicamente esa perniciosa normatividad como gran coadyuvante en la crisis o si de verdad siguen el libreto poco combativo de sus pares en nuestros países, donde cuesta tanto dar el debate que toca, con mensajes claros, contundentes.

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