Un interesante estudio sobre la producción nacional de frijol soya y de maíz amarrillo duro, durante 2023, presentó recientemente el Programa Económico de la Federación Nacional de Avicultores de Colombia (Fenavi), destacando la participación de este insumo en la producción de proteína aviar y porcícola.
Los cerealeros colombianos produjeron poco menos de un millón de toneladas de maíz amarillo duro, cosechadas en 171 mil hectáreas, para un rendimiento promedio por hectárea de 5,5 toneladas. Sin embargo, la zona del país dedicada a la producción más tecnificada está en el centro (departamento del Meta), limítrofe entre la zona andina y los Llanos Orientales de la Orinoquía.
Allí, a manera de integración “a la inversa”, conglomerados agropecuarios se han empeñado, con lo último en tecnología, en cultivar 49.371 hectáreas, que rinden en promedio 6,7 toneladas, logrando estándares de calidad y precio superiores al cereal importado, obteniendo una cosecha de 398 mil toneladas el año pasado.
Esta cantidad específica de maíz nacional se destina, en su totalidad, a la producción de proteína animal, que, no obstante, necesita de 6.34 millones de toneladas importadas para sostener la producción interna de más de tres millones de toneladas de huevo, pollo y cerdo. Algo similar ocurre con el frijol soya.
En 2023, en el mismo departamento del Meta, se cosecharon 128 mil toneladas de soya. “Solo las empresas avícolas que son compradoras directas participan en este mercado, con 32.4 % de la producción”, explicó el informe de Fenavi. En fríjol soya, Colombia importó más de medio millón de toneladas, en la vigencia anterior.
En una década larga, la producción de proteína animal en Colombia creció 45 % en pollo, 42 % en huevo y 120 % en cerdo; toda para consumo interno.