La XXIX Reunión Anual del Consejo Directivo de FONTAGRO (Fondo Regional de Tecnología Agropecuaria) se desarrolló en Washington con la participación de ministros, científicos y líderes institucionales de todo el continente. El evento fue un punto de convergencia para definir nuevas estrategias de innovación y desarrollo tecnológico rural frente al cambio climático y la necesidad de producir más alimentos con menos recursos.
Durante la apertura, los delegados destacaron el papel de FONTAGRO como un instrumento de cooperación regional que, desde hace más de 25 años, financia proyectos que integran ciencia, tecnología y territorio. Hasta la fecha, el organismo ha apoyado más de 180 iniciativas de innovación agropecuaria con impacto directo en más de 20 millones de productores familiares.
Entre los temas centrales, se debatió la transformación digital del agro, el uso de biotecnologías sostenibles, la gestión del agua y del suelo y el desarrollo de modelos de agricultura climáticamente inteligente. Los países coincidieron en la importancia de fortalecer las alianzas público-privadas y de promover el rol de las mujeres y los jóvenes en la investigación agraria.
El encuentro también sirvió como espacio de intercambio sobre los avances en bioinsumos, genética vegetal, producción animal de precisión y energías renovables aplicadas al campo. Argentina presentó sus avances en trazabilidad y manejo sustentable de suelos, mientras que Uruguay y Colombia expusieron casos exitosos de innovación abierta en ganadería.
“Los desafíos son globales, pero las soluciones deben ser locales y colaborativas”, afirmó Andrés Moya, secretario ejecutivo de FONTAGRO. “La ciencia agropecuaria latinoamericana tiene capacidad de generar conocimiento propio y aplicarlo en sistemas productivos reales”.
El foro concluyó con el compromiso de los países miembros de seguir apostando por la innovación como motor del desarrollo rural inclusivo, reforzando la articulación entre instituciones de investigación, gobiernos y productores.
En un escenario de volatilidad climática y económica, la tecnología se consolida como la herramienta más poderosa para garantizar seguridad alimentaria y sostenibilidad en la región.