La Asociación Brasileña de Proteína Animal (ABPA) y la Federación Nacional de Productores Avícolas de Colombia (Fenavi) fueron los dos únicos gremios avícolas latinoamericanos destacados mundialmente por su acertada labor en pro de una utilización eficiente y reducida de antibióticos dentro de sus asociados.
La exaltación se dio en la capital tailandesa, Bangkok, con motivo de la revisión de los resultados alcanzados el año pasado en la aplicación del programa avanzado de Estrategias de Transformación para Mitigar los Riesgos de los Productos Agrícolas (TRANSFORM), una actividad financiada por USAID (agencia de cooperación de los Estados Unidos) y dirigida por la multinacional Cargill.
Dentro del grupo de ocho organizaciones mejor calificadas en este aspecto, se encuentran también la Federación Avícola de la India (PFI), la Unione Nazionale Filiere Agroalimentari Carni e Uova (UNAITALIA), la Asociación Tailandesa de Exportadores de Pollos de Engorde (TBA), la Asociación Avícola de Vietnam (VIPA), al igual que las empresas Dabaco Group (Vietnam) y Kenchic Limited (Kenia).
Vale recordar que los principios del programa TRANSFORM fueron desarrollados por el Consejo Avícola Internacional (IPC), con el fin de guiar las acciones de los avicultores para evitar la necesidad de usar antimicrobianos, pero, cuando sea necesario, garantizar que se usen de acuerdo con la gestión.
“Las acciones críticas para abordar el uso de antimicrobianos comienzan en la granja”, dijo Robin Horel, presidente del IPC. “Felicitamos a estas organizaciones por reconocer la importancia del uso intencional de antimicrobianos no solo en beneficio de los animales, sino también por su impacto en la salud humana, reduciendo el riesgo de que los patógenos resistentes se propaguen por todo el mundo”.
Al adoptar los principios, las organizaciones se comprometen a alentar o tomar medidas centradas en cuatro puntos principales. En primer lugar, adoptando un enfoque basado en el riesgo para comprender el uso específico de los antimicrobianos. En segundo lugar, adoptar prácticas de gestión para reducir la necesidad de antimicrobianos. Tercero, el uso de antimicrobianos solo de acuerdo con las autorizaciones nacionales y, por último, que los antimicrobianos de importancia crítica para la medicina humana solo deben usarse con fines terapéuticos y bajo supervisión.