lunes, octubre 20, 2025

El huevo no necesita tabla nutricional, pero…

En Colombia, el 16 de junio entra en vigencia una nueva norma sobre etiquetado en alimentos. ¿Cuáles serían las opciones para los productores de huevo en ese país andino?

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Alexander Barajas
Alexander Barajas
Alexander Barajas Maldonado es Comunicador Social - Periodista de la Universidad Pontificia Bolivariana (UPB) de la ciudad de Medellín (Colombia). Cuenta con una experiencia periodística superior a los 25 años de vigencia en distintos medios impresos y digitales. También es un escritor de ficción galardonado en certámenes locales y nacionales colombianos. Se ha especializado en temas económicos, con énfasis en la producción avícola y nuevas tendencias de consumo, de lo cual escribe de manera ininterrumpida desde el año 2013. Ha sido consultor y conferencista de gremios, empresas y proveedoras avícolas, principalmente en su país de origen y Ecuador. Puede escribirle por correo electrónico: olsoal08@gmail.com.

El huevo fresco, ese que se recoge en las granjas y que pasa -si acaso- por algún proceso de limpieza y una manipulación mínima para su empaquetado, se asume generalmente como un alimento natural, sin procesar.

Así fue habitualmente en Colombia hasta la resolución 2492 de 2022, expedida por el Ministerio de Salud y Protección Social, que, pese a catalogar ese mismo huevo como un alimento fresco y natural, también lo tiene como un “alimento mínimamente procesado”.

Pese a ello, para la norma colombiana, el huevo fresco sigue exento de la obligación de declarar en su empaque información sobre nutrientes, lo cual, en teoría, libera a sus productores de tal requisito, que será exigible desde el 16 de junio de este año, según reza la resolución mencionada.

Sin embargo, la empresa avícola que quiera etiquetar por un posicionamiento de marca, por promover alguna condición diferenciadora de su producto o simplemente porque se lo exigen las tiendas minoristas (indebidamente, valga decirlo, porque la norma lo exime), puede hacerlo cumpliendo con algunas condiciones.

Sobre la declaración de nutrientes se recomienda acudir a la definida para el huevo por el USDA (Departamento de Agricultura de los Estados Unidos), que tiene actualizada información en aspectos clave como el contenido de vitamina D y la supresión del colesterol, que ya no es nutriente de obligatoria declaración por no ser sensible para la salud pública (mito superado por la epidemiología, falta que muchos médicos se actualicen).

Por sus características nutricionales genéricas, el empaque del huevo bien puede destacar que no contiene grasas trans, que son propias de aceites procesados o de grasas provenientes de rumiantes. También se puede promocionar como “buena fuente de proteína”, sin llegar a ser “excelente”, según los estándares definidos para 100 gramos del alimento (teniendo en cuenta que una porción de huevo son 50 gramos, el peso promedio de la unidad).

Si un productor quiere destacar su huevo como buena o excelente fuente de otros nutrientes, como Omega 3 o de algún mineral (calcio, hierro, zinc), se debe soportar dicha declaración con un análisis bromatológico específico. El huevo fresco está exento de sellos de advertencia porque no tiene azúcar añadida (ni siquiera carbohidratos) ni grasas trans (como ya se dijo) ni mucho menos sodio añadido.

En caso de tener todavía un importante inventario de empaques con información desactualizada respecto a la nueva norma, se permite utilizar adhesivos con los datos correctos.

(Preparado con información facilitada por Claudia Angarita, experta nutricionista de Huevopedia)

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