Icono del sitio Catedra Latam

Sellos de bienestar animal avícola, ¿vale la pena meterse en ello?

Foto de Benjamín Ruiz

Al revisar el informe semestral de cierta organización animalista (una de las más activas en promover la abolición de jaulas para ponedoras y los compromisos corporativos con los llamados huevos libres) me encontré con que una gran empresa colombiana productora de salsas, harinas, pastas y panificados estaría buscando proveerse sólo con dichos huevos.

Para dar el paso y anunciar el compromiso, la empresa estaría buscando un proveedor avícola certificado en bienestar animal; uno de los más sólidos candidatos ya cuenta con un sello de ese tipo. Nada raro habría en todo esto si no fuera porque el sello en mención parece ser una copia de otro. Dos instituciones, una en Brasil y otra en Texas (EEUU) usan el mismo nombre y hasta los mismos colores y tipos de letra para sus sellos; como era de esperarse, cada una acusa a la otra de copia y de no ser lo suficientemente rigurosa ni confiable.

De todo esto me enteré porque ni la ONG animalista ni la empresa accedieron a ampliar tal información, por lo cual decidí recurrir al ente certificador que conozco y que pese a utilizar un sello con ese mismo nombre e imagen, no tenía ni idea de ese proceso. Un fiasco en una supuesta bien intencionada iniciativa que tal vez luego se publicitará como muestra de responsabilidad social y transparencia.

El episodio desnudó lo engañoso que puede ser el tema de estas certificaciones, por lo menos en estas tierras. ¿Cuál es la mejor opción si uno quisiera certificarse? Pues la respuesta sería el sello más reconocido y respetado por sus pares certificadores, los gobiernos, gremios y el consumidor. En este momento, el precario y hasta caótico ecosistema de estos sellos no permite que nada esté claro. Es el salvaje Oeste.

No hay norma ni mucho menos control gubernamental para estos sellos, lo que puede explicarse por la complejidad del tema y hasta la falta de definiciones como las que se esperan todavía de la OIE. ¿Qué es lo que se certifica? ¿Cuáles son los criterios? ¿Quién avala, aparte de dos privados interesados? ¿Al público le importa comprar huevos con un sello de estos, lo entienda o no, sea fiable o no?

En tanto, todo parece permitido. Por ejemplo, en mi país se vende una mayonesa como libre de huevos puestos por gallinas enjauladas; al leer la letra menuda, el fabricante confiesa que apenas el 10% de ese ingrediente cumple con tal promesa. Y tener un sello puede dar fe de algo que no es, como que el certificado solo aplica para una instalación, para un proceso, pero el consumidor rara vez es informado. Por lo mismo, productores que combinan huevo en piso y en jaula pueden tener el sello y vaya uno a saber cómo se controla su uso y abuso comercial.

¿Y qué me dicen de las compañías que no tienen al huevo como ingrediente o insumo principal de su negocio, pero igual anuncian con bombos y platillos su compromiso con los libres de jaula? ¿Por qué lo hacen cadenas hoteleras, restaurantes, cafeterías y hasta cerveceras? ¿Qué les prometen? ¿Por qué nunca dicen cuántos huevos utilizan en sus procesos? O mejor, ¿el compromiso incluye las mayonesas, pastas y panificados que se fabrican con huevo y también usan, o solamente los huevos incluidos en sus preparaciones?

Hoy es como sellar el aire.

Salir de la versión móvil