Gilson Gomes, gerente técnico global de AB Vista, derriba el mito de la imposibilidad de utilizar la fibra fermentada en el intestino de las aves y explica cómo a partir de la fibra se puede, incluso, lograr entre 2 y 3 puntos de mejoría en la conversión alimenticia.
Según señala Gilson Gomes, “para que la fibra fermente en el tracto gastrointestinal de las aves, se deben utilizar las bacterias que allí están y eso depende de cómo está el sustrato. Por supuesto que existen muchos factores que determinarán que la fibra sea más o menos fermentable, como la fracción de lignina o de celulosa, de ahí la importancia de la composición de la dieta para intentar estimular correctamente la fermentación. Asimismo, también es importante tener en cuenta el tamaño de la fibra”.
En cuanto al desarrollo del microbioma se realiza por oleadas, Gomes explica que estas oleadas son el reflejo de la mejora de la digestibilidad de los animales a lo largo del tiempo. “Los animales jóvenes no tienen sus enzimas endógenas bien desarrolladas, de ahí que el sustrato que llegue al final del aparato intestinal no sea simplemente fibra.
Al principio de la vida del animal, mucho de lo que se fermenta no es fibra, y esto estimula distintas bacterias que van a fermentar. Lo que intentamos a lo largo del tiempo es que la digestibilidad mejore, y cuanto antes logremos capacitar los microorganismos que generan fibra, alcanceremos antes los beneficios de la fermentación de la fibra.
En AB Vista llevan un largo recorrido en la búsqueda de los beneficios de la utilización y de la fermentación de la fibra, y en cómo desmitificar el estigma de su utilización en la dieta. Para Gilson Gomes existe un error –en términos analíticos– al basarse en los análisis de fibra cruda, y pensar que una dieta para pollos de engorde deba tener un bajo contenido de fibra, cuando en realidad este tipo de dieta –basada en maíz y soja– debe contener un 10% de fibra. “La forma de aprovechar esto, es a través de los ácidos grasos volátiles que son el resultado de la fermentación. Estos ácidos grasos volátiles van a comenzar una cadena de reacciones fisiológicas, principalmente incrementando la producción de dos hormonas digestivas –la colecistoquininia y la péptido tirosina (PYY)–, lo que va a generar un mayor control del flujo intestinal y una mejora en la digestibilidad. Todo esto mejorará la eficiencia del ave”, explica el profesional.
Acerca de la reducción de patógenos en aves a través de la utilización de la fibra, Gomes señala que cuando la molleja está más activa se debe a que está reteniendo el alimento en el ambiente ácido.
Por otra parte, en tanto y en cuanto se favorezcan las bacterias benéficas de la fermentación, va a disminuir la existencia de bacterias patógenas y se produce un cambio en el ambiente. Y por último, el experto destaca que cuando se produce más fibra se reduce la posibilidad de la fermentación de la proteína, minimizando el riesgo de clostridiosis, metabolitos negativos de fermentación o lesiones que pueden ocasionar diarreas, entre otras patologías.
SIGNIS
Signis es un estimbiótico, una clase funcional de aditivo en la alimentición animal que optimiza el uso de la fibra dietética al acelerar la estimulación del microbioma para que sea más eficiente en la fermentación de la fibra, lo que da como resultado una mayor producción de AGV, una menor fermentación de proteínas y condiciones más favorables para el intestino del animal.
En relación a la sustitución de antibióticos, el gerente técnico global de AB Vista, explica que cuando se consigue estimular la microbiota fermentadora de fibra de manera eficiente, se reduce la proliferación de los patógenos. De esta manera se puede prescindir de la utilización de antibióticos, probióticos o prebióticos.