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Mar, 25 junio, 2024

La sustentabilidad es inherente a la avicultura más eficiente

Aunque la sustentabilidad es un término de moda en la actualidad, la producción avícola viene practicándola desde hace mucho tiempo

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Benjamín Ruiz
Benjamín Ruiz
Benjamín es un especialista en nutrición, alimentos balanceados, producción animal y avicultura con más de 20 años de experiencia en la industria. Posee una licenciatura en Nutrición y Ciencia de los Alimentos de la Universidad Iberoamericana en México, DF, y una maestría en Nutrición y Producción Animal de Cornell University (Ithaca, NY, EE.UU.). Diplonado en Traducción Inglés-Español de la Universidad Iberoamericana y un diplomado en Terminología de El Colegio de México.

Sostenibilidad o sustentabilidad son ambos sinónimos que significan la mismo: la cualidad de poder mantener algo durante largo tiempo sin agotar los recursos o causar grave daño al medio ambiente.

Hablamos hoy en día de esta cualidad porque las actividades del ser humano tienen un fuerte impacto en el medio ambiente. Claro que hay de actividades a actividades. No es lo mismo mermar los recursos porque se fabrican productos superfluos, a mermarlos porque se producen alimentos, base de la vida.

No obstante, producir alimentos hoy en día significa también enfrentarnos a cuidar recursos por muchas razones. Además del medio ambiente está también el hecho de mantener la rentabilidad.

Los desafíos a los que se enfrenta la industria avícola, como el cambio climático, el calentamiento global, la reducción de emisiones, la reducción de desperdicios, el uso de energías alternativas, el aumento de la población y la sustentabilidad tiene que ver con la necesidad de producir alimentos bajo diferentes estándares. Pero esto también representa oportunidades.

Dr. Antonio Aburto, nutricionista, durante su conferencia en el Simposio de Rendering en la IPPE. Foto de Benjamín Ruiz.

Pollo de engorde más eficiente

En el pasado Simposio de Reciclaje de Productos de Origen Animal, o rendering, de la NARA (North American Rendering Association) en la IPPE, el Dr. Antonio Aburto además de hablar de proteínas animales, disertó sobre la sustentabilidad de la industria avícola. Primero se refirió al costo de producir un pollo de engorde, que ha variado muchísimo, no solo en la cantidad de dinero que cuesta, que en la actualidad es un 227% más que en el año 2000, sino además de que la participación del costo del alimento en el costo total peso vivo pasó del 52% al 61,9% en este mismo período, según los datos mostrados.

El pollo de engorde sigue desempeñándose cada vez mejor. Cada día se necesitan de menos días y menos kilocalorías para obtener un pollo de 2.5 kg listo para el mercado. Con datos de Estados Unidos mostró que la conversión alimenticia sigue en disminución de manera consistente con un aumento, también consistente año con año, del peso vivo. Como mostró en su conferencia, en 1988 la conversión alimenticia rondaba la tasa de 2,07, cifra que se redujo en 2022 a 1,75, mientras que el peso promedio de las aves, que en 1988 era de 2 kg y subió a 3 kg.

Pero además de eso, Aburto explicó que se necesitaban 53 días para lograr aves de 2,3 kg (5 lb) de peso vivo en 1992, lo cual bajó en 2022 a 40 días. Al mismo tiempo, la conversión de kilocalorías pasó de 3.000 kcal a 2.380 kcal. Cada vez necesitamos de menos contenido de energía para sacar un pollo al mercado.

Aburto mostró es que en 1997 en Estados Unidos un alimento de iniciación de pollo tenía en promedio un contenido de 1.405 kcal. Para 2023 esta cifra se había reducido a 1.365 kcal, aproximadamente. Las mismas reducciones se observan en los demás alimentos.

“Esto es sustentabilidad, no la palabra de moda”, comentó en varias ocasiones el Dr. Aburto. Esta es una sustentabilidad que ha estado presente desde que existe la industria de la producción intensiva de pollo, porque las mejoras con continuas.

Cada año hay algo nuevo que hace que se empleen menos recursos. Por ejemplo, hay mejoras en genética, en zootecnia, en manejo o uso de ingredientes, las cuales todas mejoran la conversión y la ganancia de peso, así como reducen desperdicios y emisiones de gases de efecto invernadero. “Tenemos mejores casetas (galpones) de pollos con mejor control ambiental y más limpias que antes”, añadió.

Producción de huevo sustentable

Lo mismo sucede con la producción de huevo. Por ejemplo, hace 30 años la edad total en 1990 era de 72 semanas, con 52 semanas en ciclo de producción y produciendo 280 huevos por gallina encasetada o en galpón, con una productividad del 76,71%. Para 2000, esta cifra aumentó a 80 semanas en producción, con 60 semanas en producción y un salto a 350 huevos/gallina encasetada. Este incremento de 70 huevos por gallina en 10 años, representan una productividad del 83,33%.

Diez años después pasamos a 90 semanas de edad con 70 semanas de ciclo de producción y 411 huevos, con básicamente la misma productividad. Pero no han parado las mejoras: diez años más tarde, en 2020, las parvadas llegaron a las 100 semanas de edad, 80 en producción y con una producción de 500 huevos, es decir, un 89.28% de productividad.

Todo esto significa más masa de huevos y más proteína con una productividad cercana al 90%.

Conclusión

Esta sustentabilidad es mayor que cualquier otro tipo de las que se hablan hoy en día. Con la misma cantidad de ingredientes se produce mucha más proteína. O pongámoslo de otra manera: si quisiéramos  producir la misma cantidad de proteína, se necesitan muchos menos ingredientes y recursos que antes.

No cabe duda de que estas mejoras es algo que hay que dar a conocer al público en general.

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